Confiar en los tiempos del cielo viviendo en la Tierra...
Un desafío de gran tamaño.
Lo importante es no perder la esperanza, y no se trata de una frase de aliento, sino de una fórmula.
La fé sostiene las realidades en nuestro mundo, como la gravedad nos sostiene pegados al suelo.
No podemos tener fé en la mesa sobre la cual comemos, tenemos certeza de eso. Podemos tocarla, apoyar cosas encima, correrla de lugar para limpiar. Mostrarla a otros.
La fé en cambio, es la certeza de lo que no se ve.
Y es una fuerza tan poderosa que irrumpe desde el alma en nuestro universo, causando, sosteniendo, creando todo el tiempo.
Dejar de tener fé es dejar de sostener. Y no deja de ser una decisión.
Muchas veces me encontré pensando: si sigo creyendo en esto y no sucede me voy a pegar una caída desde el piso 30 de un edificio.
Pero todo es una decisión. No tener fé en algo crea ciertas consecuencias en nuestra realidad. Tenerla crea otras. Muy diferentes.
Estamos a cargo del diseño de nuestra realidad. Somos los arquitectos.
Nada está bien y nada está mal. Salvo que comience a no gustarnos tanto nuestro diseño... y frente a eso, en vez de culpar al Universo, trato de ver qué puedo rediseñar. Qué quiero sostener para que se mantenga. Qué es lo que estoy sosteniendo que crea conflicto.
Cuáles son mis creencias acerca de la realidad. Esa es la estructura de mi edificio personal.
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